Tras un parón pandémico retomó mi tradición de viajar por países lejanos de la mano de Banoa, una agencia con la que llevó explorando el mundo con la mochila acuesta y sacrificando la comodidad por la autenticidad de las rutas.
Son muchos años los que he esperado para poder obtener plaza en el viaje a las Islas Bijagos.
Un parque natural conformado por muchas islas frente a las costas de Guinea Bissau.
Partimos el sábado 3 de diciembre.
Nos encontramos con el grupo, personas y personajes desconocidos, que serán compañeros durante 10 días y que vas a conocer, convivir y compartir el día a día de una manara muy intensa.
La empatía con el grupo es parte del éxito del viaje.
Este año he disfrutado mucho con los compañeros.
Generalmente compartimos una manera de transitar por la vida muy particular y poco convencional.
Nos une la pasión por los viajes, un modo de vivir.
Inicias conversaciones sobre destinos, mientras ponemos rumbo a un poblado, y acabas hablando del sentido de la vida.
Es una parte muy enriquecedora
Llegar a Bissau, la capital, fue volver a ponerme en contacto con lo que es la realidad de una parte muy importante del mundo.
La cultura capitalista, anuncios de compañías telefónicas, marcas de perfumes ,etc…intentan imponerse en un caos alimentado por los colonizadores.
Los países africanos son ricos.
Las grandes compañías y los estados desarrollados expolian sus riquezas a base de corruptelas y no permiten que el pais pueda estructurarse.
Guinea Bissau es una antigua colonia Portuguesa.
Tras la independencia en 1974, ha interesado que se mantenga en el caos, para seguir colonizándola en la sombra, con ayudas que sirven para lavar consciencias y poner al mandatario de turno al servicio del explotador.
Esta es la conclusión que sacas cuando estás paseando por la capital y no puedes entender el nivel de pobreza y subdesarrollo solo a 5 horas de Madrid en vuelo directo.
Recuerdas que levantarse cada mañana y pisar la calle limpia con su acera, asfalto, farola y papelera es un lujo diario que no somos conscientes sino lo evidencias viajando a estos países.
Iniciamos nuestra aventura subidos a unos cayucos, sí… de esos que aparecen varados en nuestras playas después de cruzar el estrecho, dirección a las islas de Bijagos.
Desplazarse por el mar y no por la carretera es una de las maravillas de este viaje.
Tras 4 horas entre islas y manglares llegamos a la Isla de Orango, donde nos hospedaremos estos días.
Un Lodge sencillo,Hotel Orango, propiedad de la ONG Associaçao Guiné Bissau Orango.
Su finalidad es ayudar a los Bijagos, habitantes de la isla, a través de la formación y la gestión del lugar.
Ana, de la fundación española CBD-Habitat,nos explica los proyectos de conservación del ecosistema en el mundo y en especial el del Hipopótamo de agua dulce y las tortugas marinas en esta isla que tendremos la suerte de conocer.
Comparto esta experiencia con mi amigo Uli.
Nos toca una habitación modesta pero al lado de una playa magnífica que invita a grandes paseos.
Es inevitable que compares siempre nuestras costas azules de Mallorca con las del lugar que visitas.
En este caso las aguas del Bijagos no pueden competir con las de nuestro archipiélago.
En la cena, básica pero muy sabrosa y cocinada con cariño, es el momento para socializar con el nuevo grupo.
El respeto mutuo es la norma que rige siempre estos viajes .
Nadie es mejor, peor o más importante.
Del viaje os narraré lo que más me ha cautivado, aunque empezaré por una reflexión necesaria.
La basura del mar que llega a las costas.
La imagen de las playas paradisiacas con las palmeras en la linea del mar, choca con la cantidad de basura que se deposita en la costa y se enreda por los manglares.
Es la consecuencia, ya dramática, de vivir en una sociedad basura.
Defino a esta sociedad como la que se provee y convive con elementos que solo son útiles una ínfima parte de su vida útil y luego son vertidos.
La solución no está en encestar en el contenedor correcto, que es muy importante.
La solución radica en abandonar esta vida construida a partir de la convivencia continua con los productos basura.
Nuestras casas son un vertedero de embalajes, contenedores de plásticos, electrodomésticos de usar y tirar así como una infinidad de elementos que nos rodean.
Nos incitan continuamente a sustituirlos y lanzarlos para alimentar la sociedad de consumo en la que vivimos.
Si algo molesta, se esconde.
Y esa es la solución por ahora, que el consumidor no le afecte su propia basura.
Por eso la vemos desaparecer cada día.
Es enviada a ingentes vertederos del centro de Africa o generan islas de plásticos más grandes que toda Europa.
Propuesta de año nuevo.
Intenta no vivir en la basura, por tu bien estar.
Se inteligente ante la oferta consumista .
Que tu entorno, tu negocio , tu actividad intenta que no sea un vertedero en potencia.
Y a nivel general protesta, exige y reivindica que no nos llenen de mierda.
Hablemos de Pepe.
Este fue el nombre que le di a una de las tortugas recién nacidas en la playa de Orango.
Su madre nada cada año llega a estas aguas para poder desovar a pocos metros del Mar.
De noche saldrá del agua arrastrando su inmenso caparazón.
Buscará entre la vegetación cercana al mar un lugar seguro para poner los huevos.
Escarban con su propias patas un lecho de gran profundidad para poner un número importante de huevos.
En una noche puede llegar a poner más de 200 .
Es todo un ritual de supervivencia impresionante ver.
Al día siguiente, al atardecer presenciamos el nacimiento de cientos de tortuguitas.
Impresionado por el espectáculo me fijé en una bebe tortuga y le di un nombre.
Pepe.
Poco a poco fue desperezándose y abrió los ojos al nuevo mundo.
Sus primeros metros por tierra en busca del Mar iban a ser los más importantes de su vida.
Tenía que recorrer el gran trecho entre el lugar de puesta y el mar sin que ninguna ave o animal quisiera pegarse un festín.
Solo sacar la cabeza a la superficie empezó a mover sus patas como aspas de ventilador.
Pepe, dio un par de vueltas sobre sí mismo y cómo si tuviera una brújula interna programada, puso dirección al mar sin dudarlo.
Cada huella nuestra en la arena era un obstáculo que superar.
El corazón lo tenia a cien.
¿ Cómo uno puede empatizar tanto con una tortuga recién nacida ?
Pepe consiguió llegar al mar. El inmenso mar . Larga vida a Pepe.
Os dejo un video de los primeros instante de vida de Pepe.
Al hipopótamo de agua no fue necesario darle un nombre, ya que solo vimos uno.
La vida se concentra en pequeñas lagunas de agua dulce que resisten la temporada seca.
Un sinfín de aves convivían en la orilla.
Estábamos todos en silencio y contemplando el espectáculo.
De repente Belmiro, el guía, nos pidió silencio y señaló un lugar entre los manglares.
Una cabeza de hipopótamo asomaba imponente.
Nos miro desde la distancia e inicio su baño.
Cuando todos apuntábamos con nuestros móviles como japoneses frente a la Sagrada Familia, el hipopótamo se ergio, abrió la enorme boca y nos enseñó su inmensa dentadura.
Como niños en un circo y al unísono soltamos un ohhh mientras el hipopótamo recuperaba su posición tras un gran soplido.
Tuvimos mucha suerte.
Un viaje como este da para muchas anécdotas.
Los niños que te salen al encuentro, los bailes folclóricos con los nativos
y muchos paseos en cayuco.
Finalizamos el viaje con la visita a lo que fue la antigua capital de Guinea Bissau, Bolama, que fue abandonada en 1974.
La imagen es de una ciudad occidental, representada por la arquitectura propia de nuestra cultura greco- romana, que se hubiera abandonado de la noche a la mañana.
Es una clara lección.
La cultura impuesta no se aguanta cuando el poder que la sustenta desaparece.
Construir en un lugar nunca debe ser desde la imposición, siempre debe ser desde el respeto y el entendimiento del lugar.
Tras abandonar Bolama volvemos a la caótica Bissau para iniciar nuestro calvario de aviones y escalas que nos van introduciendo de nuevo en la artificiosa vida occidental.
Os comparto unas cuantas imágenes del viaje que espero que os gusten.