En la última edición del certamen de Arquitectura de Pollença tuve la fortuna de escuchar a la joven regidora de Urbanismo de BCN, Janet Sanz.
Expuso con garbo e ilusión el modelo «Super Illa» de Barcelona.
Una idea que precisa de mucha valentía para ser llevada acabo.
Uno de los objetivos de este fin de semana en BCN era comprobar cómo se habían llevado acabo.
Estudié el proyecto y leí virtudes e inconvenientes.
Vaya por adelantado que soy partidario de coche 0 en las ciudades.
He comprobado personalmente su resultado en ciudades de toda Europa.
Coche 0 requiere un civismo y una infraestructura de transporte público muy exigente.
La idea, a grandes rasgos, es dotar al Eixample de Barcelona de unos ejes verdes cada 3 bloques de islas, tanto verticales como horizontales.
Algunos ya son existentes como paseo de Gracia o el remodelado paseo San Juan.
La intersección de estos dos ejes crea nuevas plazas.
21 ejes y 21 plazas.
Nos plantamos un domingo en el inicio de esta propuesta, el fantásticamente remodelado Mercat de Sant Antoni, que ha generado un cambio radical en el Barrio.
En este recorrido vamos a visitar ejes ya consolidados y otros que están simplemente dibujados en el suelo a la espera de su realización.
La actividad en estos ejes es total. Paseantes, tertulias, niños jugando, partidas de ajedrez.
Me alegra enormemente lo que experimento.
Tras la pandemia, o las ciudades recuperan su escala humana o la gente va a emigrar.
La ciudad debe ser un espacio saludable. Es una necesidad.
La calle y la plaza, sello de identidad de la ciudad mediterránea, se ha de recuperar para las personas.
El plan de las Super Illas lo hace posible.
Si la movilidad sufre, se tendrá que adaptar.
Una de los puntos importantes es el mantenimiento.
Barcelona esta sucia.
Todos estos planes requieren de un gran civismo y un plan de mantenimiento bien ejecutado.
La ciudad es la gente. Y la super iilas la vuelve a poner en el centro.